- Nuevo campo de estudio en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, Argentina.
- La acidificación oceánica es uno de los principales estresores del ambiente marino-costero, en la actualidad.
16 de noviembre de 2020
Por: Sabrina Aguilera, CONICET Mar del Plata, Argentina.
El Laboratorio para Estudios de la Acidificación de los Océanos instalado en el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC-CONICET, UNMDP) equipado por el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) se incorporó recientemente al Observatorio Regional de la Acidificación de los Océanos conformado por 18 países latinoamericanos.
Este nuevo espacio, coordinado por la investigadora del CONICET Betina Lomovasky, permitirá evaluar el sistema de carbonatos y acidez marina en diferentes estaciones ambientales permanentes en zonas marinas-costeras y estuariales de la provincia de Buenos Aires.
El grupo de trabajo está formado también por Emiliano Ocampo, Tomás Luppi, María Soledad Yusseppone y la becaria Macarena Pérez García, quienes realizarán la evaluación y seguimiento de cuatro estaciones de monitoreo ambiental costero localizadas en Santa Teresita, Villa Gesell, Mar del Plata y el estuario de la laguna costera de Mar Chiquita.
El objetivo de este seguimiento es aportar información sobre el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14.3, en el que se intenta «reducir al mínimo y abordar los efectos de la acidificación de los océanos, incluso mediante una mayor cooperación científica a todos los niveles», por medio del indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.3.1 «Acidez marina media (pH) medida en un conjunto acordado de estaciones de muestreo representativas», con la cooperación del Servicio de Hidrografía Naval, fortaleciendo las relaciones interinstitucionales. Además, los especialistas trabajarán interinstitucionalmente sobre los posibles efectos de la acidez oceánica en especies claves de nuestros ecosistemas -estructurados de comunidades y especies marinas comerciales-.
La acidificación de los océanos es un proceso que está ocurriendo de manera acelerada como consecuencia del aumento de la emisión de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, proveniente del uso de los combustibles fósiles. El CO2 atmosférico es absorbido por los océanos produciendo una serie de reacciones químicas, alterando el sistema de carbonatos y disminuyendo el pH del medio, fenómeno que se conoce como acidificación oceánica. A pesar que los océanos moderan el cambio climático generado por el accionar humano, estas variaciones en sus características físicas y químicas tienen importantes consecuencias en diferentes organismos, muchos de ellos con estructuras calcáreas -almejas, mejillones, vieras, corales, cangrejos, erizos, entre otros-. Estos cambios pueden alterar los ecosistemas y los servicios ecosistémicos que estos organismos proveen, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas, especialmente en sistemas costeros donde los recursos pesqueros y la actividad recreativa son de vital importancia para los desarrollos económicos locales y regionales.
Betina Lomovasky, investigadora independiente del CONICET y coordinadora del proyecto a nivel local, explica que esta iniciativa brinda la oportunidad de fortalecer las capacidades para el estudio de los sistemas costeros y marinos, en función a estresores relacionados al Cambio Climático Global, conocer cuál es el impacto en nuestras zonas costeras y cómo esto puede afectar diferentes servicios ecosistémicos en las áreas de estudio.
“Esperamos que este fortalecimiento pueda ser transferido a otras instituciones del país y colabore en la conformación de una red nacional interinstitucional e interdisciplinaria a fin de abordar la problemática desde diferentes puntos de vista. A nivel nacional esperamos poder contribuir con las autoridades nacionales, provinciales y municipales a fin de aportar las herramientas adquiridas a través de la implementación del proyecto para la consolidación de planes nacionales y locales en relación a dar respuestas al Objetivo de Desarrollo Sostenible 14.3”, explica.
El observatorio está conformado por países de Latinoamérica y El Caribe, entre ellos: Argentina, Belice, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, como parte de las acciones realizadas por la Red de investigación de estresores marinos-costeros en Latinoamérica y el Caribe (REMARCO). El proyecto regional (RLA7025) “Fortalecimiento de las capacidades en los medios marinos y costeros mediante técnicas nucleares e isotópicas”, financiado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, representa una oportunidad de cooperación con todos los países involucrados, permitiendo la intercalibración de las técnicas a desarrollar y la posibilidad de utilización de capacidad ya establecidas en los países miembros del proyecto, explica Lomovasky.
Cabe señalar que la incorporación al Observatorio Regional de Acidificación de los Océanos contribuye al cumplimiento de los objetivos propuestos en la actual gestión de la Iniciativa Pampa Azul, reforzando y ampliando las redes de observación y monitoreo; fortaleciendo las capacidades interinstitucionales de investigación; y aportando a la agenda de desarrollo orientada a la protección de los bienes naturales marinos y al estudio del cambio climático a nivel global.
Pampa Azul es una iniciativa de carácter interministerial que busca avanzar en la investigación, desarrollo e innovación que contribuyan a la soberanía y seguridad nacional y al desarrollo social, económico y ambientalmente sostenible. Adicionalmente, se propone desarrollar una mayor conciencia social sobre los servicios y beneficios que aporta el mar, desplegando una agenda específica de comunicación y divulgación científica. Para ello, cuenta con una planificación a mediano y largo plazo que promueve enfoques multidisciplinarios y sinergias interinstitucionales.
Sus acciones son establecidas por un Comité Coordinador Interministerial de Argentina integrado por representantes del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva; el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto; el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca; el Ministerio de Turismo; el Ministerio de Defensa; el Ministerio de Seguridad; y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
“En todo este trabajo interinstitucional radica la importancia de abordar la acidificación del océano desde una perspectiva integradora que incluya la observación de la evolución de estresores ambientales relacionados al Cambio Global junto con los impactos que el mismo podría tener sobre los ecosistemas marinos-costeros”, concluye Lomovasky.