Muestreo de núcleos de sedimentos marinos. Fotografía ICMYL-UNAM, México

8 de noviembre, 2024

Por: Denisse J. Flores, ICMYL-UNAM, México

Por primera vez en México, un estudio reconstruye la historia de la contaminación por microplásticos, mediante el análisis de núcleos de sedimentos fechados con Plomo-2010 (²¹⁰Pb), convirtiéndose en uno de los pocos estudios realizados a nivel mundial que ofrece una visión a largo plazo de este problema ambiental. El 210Pb es un radioisótopo natural, que sirve como indicador de periodos de deposición de los últimos 100 años.

Este esfuerzo fue liderado por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (ICML-UNAM) que también forman parte de la Red de Investigación de Estresores Marinos–Costeros en Latinoamérica y el Caribe (REMARCO), en el marco de los proyectos de cooperación RLA7025 y RLA7028 del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

La investigación, publicada en el Journal Science of the Total Environment, analizó la variación temporal de la abundancia y los flujos de microplásticos en la laguna costera Estero de Urías, en el Golfo de California, en un periodo que abarcó desde mediados del siglo pasado y hasta el año 2021.

A partir del estudio de tres núcleos sedimentarios pudieron reconstruir las tendencias históricas de la contaminación por microplásticos y explorar los factores que pudieron influir en dichas tendencias.

Dra. Ana Carolina Ruíz Fernández responsable del Laboratorio de Geoquímica Isotópica y Geocronología del ICML. Fotografía ICMYL-UNAM, México

Los resultados revelaron la ausencia de partículas de microplásticos antes de la década de los 50, un aumento gradual en la abundancia de este contaminante desde mediados del siglo XX, así como una aceleración a partir de la década de los 90.

Entre las partículas de microplásticos se identificaron principalmente fibras (66 a 89 % del total de partículas) y fragmentos (11 a 34 %). La presencia de estas fibras se considera un indicador de efluentes domésticos, principalmente derivados del lavado de ropa.

Entre los polímeros sintéticos identificados, predominó el tereftalato de polietileno (conocido como PET), celulosa, rayón y celofán. Este hallazgo subraya la necesidad de mitigar los impactos de la contaminación por plásticos en la vida acuática considerando que en esta laguna se realizan actividades de pesca de subsistencia y acuicultura de camarón.

Por otro lado, se observó que los flujos de microplásticos aumentaron gradualmente desde la década de 1950 hasta el presente, con los niveles más altos registrados durante el período de 1990-2021. Este incremento a partir de la década de los 90 se vio influida por el aumento de la producción de plástico, el crecimiento de la población y probablemente por la instalación de plantas de tratamiento de aguas residuales, revela el estudio.

Aunque el origen principal de los microplásticos sigue sin identificarse, se infiere que, en el caso particular de los núcleos analizados, podrían provenir de los vertidos de las instalaciones de acuicultura, así como de los efluentes de las plantas de tratamiento de aguas residuales.

Estudios previos han señalado la alta densidad poblacional, una mala gestión de residuos plásticos, la proximidad a zonas urbanas e industriales, los desagües y las plantas de tratamiento de aguas residuales como factores que incrementan el nivel de contaminación por microplásticos.

“Las abundancias relativamente altas de microplásticos en los núcleos sedimentarios, no sólo pueden explicarse como resultado de las diversas fuentes de contaminación que convergen en la laguna, sino también por el patrón de circulación estuarina inversa que la caracteriza, favoreciendo la retención de agua y la acumulación de contaminantes, como los microplásticos”, aclara el estudio.

Muestreo de núcleos de sedimentos marinos. Fotografía ICMYL-UNAM, México

Ana Carolina Ruiz Fernández, responsable del Laboratorio de Geoquímica Isotópica y Geocronología del ICML y coautora del estudio, indica que los sedimentos constituyen archivos naturales que preservan información histórica sobre los cambios ambientales, por lo que el fechado con 210Pb permite establecer cronologías hasta por 110 años que permiten reconstruir los impactos de las actividades humanas en zonas costeras.

“Cuando inició la contaminación con microplásticos, no se monitoreaba su presencia porque ni siquiera se sabía de su existencia. Como ocurre con muchos otros aspectos del cambio global, solamente se ha podido determinar su inicio y las tendencias del problema a través de núcleos sedimentarios. Esperamos que este artículo motive el financiamiento de proyectos similares en otros ecosistemas de México y del mundo”, enfatizó Joan Albert Sánchez Cabeza, responsable de los Observatorios Costeros del Cambio Global y del Laboratorio Cambio Global y Climático del ICML, y coautor del estudio.

Investigadores de ICML. Fotografía ICMYL-UNAM, México

Para Jorge Ontiveros Cuadras, responsable del Laboratorio de Química Acuática del ICML y también coautor del estudio, esta investigación es de gran relevancia al ser la primera en Latinoamérica y el Caribe que aplica el fechado de sedimentos con 210Pb para analizar cambios históricos en la acumulación y composición de microplásticos en un ecosistema costero.

“La generación de este tipo de registros, ayudará a entender la evolución de la contaminación por microplásticos, brindando información clave para desarrollar estrategias de conservación y mitigación a largo plazo en las áreas marino-costeras de México” agrega.       

Para más información, puede leer el artículo: Accelerating microplastic contamination in 210Pb dated sediment cores from an urbanized coastal lagoon (NW Mexico) since the 1990s.

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969724057693

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